miércoles, 8 de junio de 2011

Invisible

El otro día me olvidé de contar una cosa importante. Que el chico -Lucas Drill se llamaba- que vino el viernes pasado de parte de Rolando para traernos el USB y que se quedó a comer con nosotras me dijo que para los monstruos yo soy invisible. Sí, tal como suena, que tengo unos poderes o algo así por los que los monstruos voladores no pueden verme. Yo, por si acaso, no me fiaba mucho de eso de ser invisible y estos días seguíamos haciendo la vida que ya dije: de noche en la bodega y durante el día en casa pero preparadas para bajar a la bodega si pasaba algo. Eso sí, salía tranquilamente a comprar el pan o lo que fuera y veía a los hombres del pueblo que habían organizado unas guardias con escopetas por las esquinas de las plazas. Y había un guardia civil fijo en lo alto del campanario para vigilar a lo lejos. Pero desde que pasó aquel bicho solo sin atacar no han vuelto a aparecer.
Ah, y he leído los blogs de las amigas, de Blanca y Rebeca, que andan por el norte y resulta que también están escondiéndose. Pero se ve que los bichos que las atacan son diferentes y se esconden por los sótanos para poner huevos, que me han recordado aquella película que me dio tanto miedo, Alien. También ha aparecido Andy, el chico que tocaba el violín para conquistar chicas y se ve que lo habían cogido prisionero unos chinos junto a noFaustino, el señor separado que tiene una mujer muy golfa.
Pero lo que quería contar es que ayer, ya confiada en que no nos atacaban los monstruos y en lo de que a lo mejor sí que era invisible, me decidí a bajar a Calatayud para ver a las amigas, que sólo habíamos hablado por el móvil y las echaba de menos. A Rosario le dije que mejor se quedara porque ella no es invisible y que si pasaba algo se metiera en la bodega.
Pues voy con el coche y al salir ya a la carretera que baja del Monasterio de Piedra a Calatayud me para un guardia civil que estaba haciendo guardia con su tricornio, muy educado él, y me dice que dónde voy, que es muy peligroso salir. Yo, claro, no le iba a decir que era invisible, pero le conté que tenía una urgencia en Calatayud y que me arriesgaba. Él insistía, yo también, y al final tuvo que darse por vencido.
¿Que si soy invisible? Pues a unos cinco kilómetros hay una recta muy larga y me veo una bandada de lo menos ocho o nueve pajarracos dando vueltas en el aire pero sin que parecieran hacerme caso. Sigo, ellos a lo suyo y, por probar, me paro, salgo del coche y me pongo a gritar y saltar para llamarles la atención. Pues eso, como si yo no existiera, mejor que mejor.
Ah, y con las amigas echamos la partidica y nos bebimos nuestras copas de anís. Les pregunto por el accidente de tren del otro día y me dicen que las autoridades no han querido decir nada. Y entre eso y que la gente estaba que si con la crisis del pepino, la revolución de los acampados y el accidente de Ortega Cano, pues todo olvidado.
Y al volver al pueblo me encuentro, al llegar, al mismo guardia civil que me para y me mira extrañado. Que de dónde vengo.
-Pues de Calatayud.
-¿Y no le ha pasado nada durante el viaje?
Que se conoce que el vigía del campanario había visto los mismos bichos que yo y el guardia civil, angelico, se pensaría que se me habían comido con patatas para merendar.
Yo, de haber sabido que seguía estando él de guardia a la entrada del pueblo, le habría comprado unos guirlaches y adoquines en la dulcería Montes.
Pues eso.

2 comentarios:

  1. Yo por si acaso, evitaría intentar llamar su atención, no vaya a haber uno con lentillas. Si es que, tienes más valor que el alcoyano (que no sé quién era, pero así reza el dicho). Abrazos.

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  2. Pues yo creo que el Alcoyano es un equipo de futbol de Alcoy ... eso creo pero tampoco lo se seguro. Y os digo que las cosas se ven muy feas, así que cuidaros y no andeis por ahí exponiéndoos sin necesidad y tu también Pilar, que aunque no te vean a lo mejor te huelen.

    Nos leeremos para saber como van las cosas por ahí.

    Un beso para las tres.

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