miércoles, 11 de mayo de 2011

Los pájaros se vuelven locos


Lo que decía el otro día de que los gorriones y las golondrinas se habían vuelto locos y los gorriones se peleaban en los árboles del paseo y las golondrinas andaban perdidas y no encontraban su nido se ve que no sólo ha pasado aquí en Calatayud. Mirad el mensaje que ayer por la tarde me envió mi vecino del apartamento de Peñíscola, adonde os conté que fui por las vacaciones de Semana Santa. Es un señor de Cariñena que era maestro, está jubilado y vive allí todo el año porque le gusta mucho el mar. Pero no os creáis que tengo nada que ver con él, que él tiene su señora y yo no soy de ésas de hoy contigo y mañana con el otro:

Hoy en Peñíscola hemos presenciado una escena digna del National Geographic. Resulta que en la parte baja del castillo tienen aves de cetrería. Por las tardes, y también a mediodía, las sueltan para que vuelen por los alrededores del castillo y los turistas vean el espectáculo. Pero las pobres deben de estar medio drogadas o yo que sé o, quizá, con la cautividad han perdido el insitinto, no sé. El caso es que primero dos gaviotas y luego más de diez han empezado a hostigar a un águila, que yo he pensado que al final la iban a derribar. Las tías han empezado a acosarla en pleno vuelo con un sinfín de vuelos rasantes y, ya te digo, yo he pensado que se la cargaban. Qué agresividad las jodidas gaviotas. Y cómo chillaban las condenadas. La pobre águila (o lo que fuera) no reaccionaba e iba como desconcertada por el cielo sin saber qué coño hacer.

Bueno, y a lo mejor por la manera de hablar os parecerá un poco bruto, pero ya digo que era maestro. Lo que pasa es que los hombres en Aragón hablan así, como hablaba mi difunto.
Ah, y aún no nos hemos ido al pueblo. Fuimos a comprar al Caprabo y lo tenemos todo preparado. Pero ayer por la mañana Rosario tuvo una recaída, le di el Valium y aún está durmiendo.

4 comentarios:

  1. Estimada Pilar.
    ¿Están ustedes bien?
    ¿Les ha pasado algo?

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  2. No, no señor Hidalgocinis. Ahora hemos acabado de comer. Nos vamos a echar la siesta y después nos vamos al pueblo.

    Gracias por preocuparse. Ya escribiremos cuando lleguemos, que está aquí al lado.

    Recuerdos de Rosario.

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  3. Pilar, si ves que pasa de nuevo, llámame, y nos presentamos mi gato y yo allí. Que a mi gatito de vez en cuando le doy algún gorrioncillo para comer, si se porta bien. Damos un paseito por el campo los dos y cuando veo algún precioso gorrioncillo jugueteando por el suelo, le digo. VENGA MICHIFU, a por el postre.

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