Pues eso, que ya estamos de viaje. Esta mañana a primera hora, con la fresca, hemos salido del pueblo. Que las cosas andan muy mal ya nos hemos dado cuenta sólo subir al coche. Enchufo el GPS y, como lo más cerca de Despeñaperros que me suena es Linares, de un viaje que hicimos hace años mi difunto y yo, pues pongo Linares y el GPS me dice que está a más de 15.000 kilómetros. O sea que una de dos: o el GPS se equivocaba porque los satélites se habían vuelto locos o los monstruos habían conseguido cambiar Linares de sitio retorciendo el planeta. Hemos decidido que ya lo comprobaríamos y, como por lo menos hasta Madrid sé llegar, hemos pensado que cuándo llegáramos ya miraríamos o buscaríamos en alguna página de Internet un mapa para ir luego hacia Despeñaperros. Porque hemos cogido el pendrive que sirve de módem mágico, el que nos trajo aquel amigo de Rolando, Lucas Drill.
Bueno, pues cogemos la carreterilla hasta Ateca para salir a la autovía y todo tranquilo. Pero al entrar en la autovía hacia Madrid aquello parecía el acabóse del apocalipsis. Coches tirados por todas partes, camiones volcados en medio de la calzada que tenía que hacer eslalom para sortearlos. Ahí pongo unas fotos que ha hecho Rosario con la cámara web del ordenador. Y gente hecha trizas por los arcenes, que yo procuraba no mirar para no distraerme. Ah, y al pasar por Medinaceli hemos visto en la ladera de un cerro un helicóptero que todavía estaba ardiendo.
Pero lo peor ha sido en las rectas antes de llegar a Guadalajara. Íbamos tan tranquilas sorteando vehículos a unos 160 por hora... Porque, claro, yo me he dicho:
-Con este desastre, seguro que los radares no funcionan.Pues eso, nosotras a lo Thelma y Louise y me dice Rosario:
-Señora Pilar, mire ahí a la derecha.
Y miro y es un terreno llano, campos de trigo, pero se ven como bultos en el suelo que van cambiando de sitio, como pequeñas montañitas que se movían. Pero de repente se abre una de esas montañitas y aparece la cabeza de algo parecido a una culebra de más de tres metros de diámetro. ¡Qué miedo!, que he pisado el gas a fondo y me habré puesto a 200 por hora. También hemos visto una tribu de gitanos rumanos, que ha sido Rosario la que me ha dicho que eran rumanos porque entre ellos se reconocen, que estaba con una furgoneta robando cable de unos postes de alta tensión que se habían caído. Pero digo yo que a quién se lo querrán vender.
Bueno, pues pasamos Alcalá de Henares y a medida que nos acercábamos a Madrid era más difícil circular porque cada vez había más coches y camiones tirados. Conseguimos llegar hasta la altura del aeropuerto de Barajas y vemos un desvío que dice hacia Andalucía por la M-40. Vamos a entrar y vemos la M-40 colapsada, toda llena de coches que parecían vacíos porque sus dueños los habrían abandonado o los habrían matado los monstruos. Salimos marcha atrás, nos paramos y miramos por Internet el mapa de la guía Repsol. Pues nos hemos aclarado porque por unas carreterillas y otras, aunque hemos tardado más de dos horas, hemos ido a parar a Aranjuez y hemos salido a la autopista de Andalucía; y eso que mi difunto decía que las mujeres y los mapas somos incompatibles.
Ahora estamos paradas aquí en el arcén, que como nos hemos traído una mesa y dos sillitas plegables, aquí estoy escribiendo; y nos hemos puesto un Martini y hemos abierto una lata de anchoas y otra de berberechos. Luego ya veremos cómo nos las ingeniamos para calentar una lata de fabada.
Ahora estamos paradas aquí en el arcén, que como nos hemos traído una mesa y dos sillitas plegables, aquí estoy escribiendo; y nos hemos puesto un Martini y hemos abierto una lata de anchoas y otra de berberechos. Luego ya veremos cómo nos las ingeniamos para calentar una lata de fabada.
!Atiza! Pilar, que bien os cuidais a pesar de todo el caos reinante. Me ha venido muy bien la información del atasco en los alrededores de Madrid. Tal vez nosotros decidamos ir al sur por otra zona, a ver si tenemos más suerte.
ResponderEliminarCuidaros mucho.