Pues que no sabemos qué decir, que estábamos aquí tan tranquilas y...
Bueno, a ver si lo cuento despacito: eso, que lo último que conté fue que el lunes hablamos por radio con aquel señor de Méjico y quedamos para hablar otra vez el martes a la misma hora cuando mi cuñado dejara de festejar -si es que se puede llamar así a decirse las tonterías que se deben de decir- con esa señora extranjera. Pues nos ponemos al habla por la radio en la misma frecuencia que el lunes:
-¿Me oye alguien?
Y nada.
-Señor mejicano que vive en el pueblo junto al volcán, ¿está usted ahí?
Y seguimos sin respuesta. Empiezo a tocar el botoncito de las frecuencias a ver si estaba en otro sitio:
-¡Cáspita!, ¿no hay nadie a la escucha?
Porque estos días he estado haciendo como Rebeca, pero en vez de decir Diantre como ella, para que no crea que me copio digo Cáspita, Córcholis y Caramba. Lo hago para ver si me salen tantos novios como a ella o se apunta tanta gente a mi blog como al suyo. Y si no lo consigo, empezaré a poner pinturitas en las entradas en vez de fotos y seguro que acabaré descubriendo su truco para ligar.
Pero ya me ha dado la llorera porque estoy hablando así de Rebeca y resulta que la chica lo estará pasando muy mal porque ayer nos enteramos de que los malos han matado a su padre. Lo leímos ayer y estuvimos hablando Rosario y yo porque no puede ser que nosotras estemos aquí poniéndonos cremita en la piscina y ella y Blanca anden perdidas por esas montañas y siempre a punto de que se las coman los monstruos esos con nombres raros.
Pero acabo de explicar lo del señor mejicano y luego cuento lo que hablamos Rosario y yo. Pues eso, que el martes no apareció el señor mejicano, ni el miércoles. Y nosotras preocupadas claro, que ya pensábamos que se lo había llevado algún pajarraco. Pero el jueves aparece y nos cuenta que lo del agua bendita que yo le había dicho no servía y que el mismo martes aún habían salido muchísimos más pájaros por el cráter del volcán, habían vuelto a atacar el pueblo, le habían roto la antena de la radio y la gente había tenido que esconderse dentro de una pirámide. Me explicó también que cuando pudo arregló la antena y se la llevó a la pirámide con la radio. Y habló con un señor de Venezuela que le dijo que lo de que el presidente Hugo Chávez, ese al que el rey le dijo lo de por qué no te callas, tiene cáncer es mentira y se lo ha inventado para marcharse a Cuba porque no se ve capaz de controlar el país, que unos bichos subterráneos, a lo mejor de los mismos que habla Rebeca, le han roto todos los pozos de petróleo.
Pero lo peor es lo de Rebeca, que estamos ayer noche tan tranquilas haciendo punto de cruz y, para descansar, me pongo a leer a las amigas y me entero de que ese señor ruso tan malo ha matado a su padre y ha secuestrado a su nuera, la que la va a hacer abuela. Se lo enseño a Rosario y nos ponemos las dos a llorar como unas magdalenas. Y voy y le digo:
-Pues no nos podemos estar aquí de brazos cruzados.
-¿Y qué vamos a hacer?
-Ir a ayudarlas, a ella y a Blanca. Si tú adivinas cuándo van a venir los monstruos y a mí los monstruos no me ven...
-Pero son los pájaros que no la ven, señora Pilar, y ellas hablan de otros monstruos, y unos van bajo tierra.
-Que no, que seguro que no me ven.
-Además, no sabemos exactamente dónde están.
-Sí que lo sabemos, que las dos lo han dicho. Están en unos pueblos que se llaman A, B, C y así, con letras del abecedario, como las calles de Nueva York en las películas americanas, que van con números. Donde están ellas los pueblos van con letras así que escribimos B en el GPS y llegamos derechitas.
-Eso si las carreteras no están cortadas.
Y en eso estamos ahora pensando, que no sabemos bien qué hacer.
Señora Pilar, no se preocupe, que yo la llevo donde quiera. He estado un tiempo haciendo otras cosas, pero ahora puedo encargarme de asuntos a mi albur.
ResponderEliminarEl único problema es que no tengo manera de encontrarla a usted.
Haga una cosa, mande a su amiga Rosario por un tiempo fuera de la zona de influencia de su pueblo (es por el agua y por su misma influencia, muy largo de explicar, lo siento) Dígale que piense en mi. Háganlo al día siguiente de aceptar mi oferta con una entrada aquí, o un mensaje a mi correo. Después podré hacer un rastreo del mejor camino a seguir para que acudan donde quieran, saldrán por el mismo sitio por el que salió Rosario, dos días después de aceptar, para darme tiempo. Ahí nos encontraremos.
Dense cuenta de que los demonios no son el único peligro. También hay bandas de humanos descontrolados que la ven muy bien a usted.
Gracias, Pilar. De verdad. Abrazos para ti y para Rosario.
ResponderEliminarMe emociona profundamente tu buen corazón Pilar, espero poder hacer por tí algo semejante algún día.
ResponderEliminarBesitos.