sábado, 16 de abril de 2011

Mileuristas por un día

Ayer nos dio por lo mismo que el año pasado por estas fechas. Me llama Feli a las nueve de la mañana con la idea de irnos a la noche al casino de Zaragoza. Que había llamado a Julia y estaba de acuerdo. Claro, yo no iba a decir que no, con lo que me divierto viendo la bolita dar vueltas. Y lo hacemos bien, sin caer en el vicio. Nos llevamos cada una mil euros y dejamos la tarjeta de crédito en casa para no caer en la tentación si se nos acaban esos mil euros. Pues ya me ves que voy a la caja de ahorros y le doy un tiento a la libreta que si se enteran mis hijos me forman un escándalo. Pero digo yo que las perras son mías y el día que yo falte ya se apañarán con lo que quede.
Además ahora el casino de Zaragoza está muy bien situado, muy céntrico, junto al hotel Palafox, y no como antes que había que dar toda la vuelta, coger la autopista de Lérida y salir por Alfajarín para subir un cerro. Y muy moderno, que he encontrado fotos:
Ah, y casi me olvido: que íbamos con el coche y estaríamos a la altura de La Almunia que suelta Feli:
-Con esto de llevar cada una mil euros, ¿no os sentís un poco mileuristas?
Y nos dio la risa tonta a las tres que un poco más y nos estampamos por allá por donde están los molinillos esos de viento en el puerto de La Muela.
Bueno, pues llegamos y lo primero cenar, que nos llevó Julia a un restaurante muy puesto por la zona de Delicias. Y bien cenadas, allá para el casino que fuimos. Cambiamos todo el dinero por fichas menos 50 euros por si nos tomábamos algo y nos sentamos en una mesa de ruleta francesa. Porque la idea era o volvernos cuando se nos acabara el dinero o cuando nos dieran las tres de la mañana; y nos teníamos prohibido dejarnos dinero la una a la otra en el caso de que una ganara y otra perdiera.
Y te dan un papelito y todo para que apuntes los números que van saliendo porque hay gente que va haciendo cálculos y piensa que si lleva cien veces sin salir un número tiene más probabilidades de salir pero yo, ni caso, que jugaba cada vez tres fichas de 20 euros: una siempre al rojo; otra fija en el 17 que es el día que murió mi difunto y por eso de que las desgracias traen suerte; y otra en lo que llaman la calle, los tres números que van seguidos en el tapete, que si 1, 2, 3, y cambiaba cada vez bajando al 4, 5, 6 y así... Ellas dos iban jugando a lo loco, que si cinco fichas al impar, que si tres en un cuadrado, que si un pleno y luego otro. Ah, bueno, y casi me da vergüenza contarlo. Los crupieres unos chicos majísimos y muy educados pero el jefe de sala... como que vino a llamarnos la atención. Total, que yo tenía mi apuesta en el 17, Julia va y la pone en el 19 y sale el 18; nos da la risa tonta a las dos, se contagia Feli y en esto que se acerca muy serio el jefe de sala con lo de señoras, hagan ustedes el favor. Si sería mal educado...
Y a las dos de la mañana ninguna de las tres teníamos un céntimo. Porque nos aceleramos a última hora y nos dio por ir doblando apuestas en el rojo y el negro y todo eso que pasa cuando una juega sin ton ni son.
Pues para casita con mil euros menos de patrimonio.

2 comentarios:

  1. ¿Jugar en el Casino no es pecado?

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  2. A ver, ricura: no sé si es pecado pero creo que no. No puede ser pecado que una señora se divierta. Y no sé si habrás pensado que como soy mayor me paso el día con la mantilla en la cabeza y el misal bajo el brazo. Pero no. Además, para que veas lo modernos que son aquí los curas, te he puesto un enlace a un blog del párroco de san Andrés de aquí.
    Y me parece que tú eres esa chica que trabaja en una tienda de moda, ¿no? Pues ya me dirás dónde la tienes, que me gustan mucho los modelitos.

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